El martes 1 de diciembre, Ubisoft saco a la venta Rainbow Six Siege, la nueva entrega de una de sus sagas más veneradas que se centra en esta ocasión, en un género tan de moda como el de los FPS centrados en el multijugador, que parecen estar viviendo una nueva juventud gracias a CoD, CS:GO o la inminente llegada de Overwatch entre otros. Sin embargo, Ubisoft, con su título, pretende alejarse del corte de cualquiera de estos tres títulos, para dotar a su videojuego de un aire de simulación que le da un perfil muy diferente a lo que en un principio, cuando pudimos ver la primera demo del juego en el E3 2014, pudiera esperarse.
No, Rainbow Six Siege no es un nuevo Counter-Strike
Como ya dijimos en el pre-análisis, en un primer momento una gran parte del público se vio atraída por este título por recordarles, por lo menos en cuanto a temática, a Counter-Strike, sin embargo, este será el único parecido que encontraremos con respecto al FPS de Valve ya que uno y otro juego se parecen tanto como lo pueden hacer el agua o el aceite. Mientras que en CS premia, en buena parte, la habilidad de los jugadores, en Siege esto pasa a un perfil secundario. No nos hace falta ser excesivamente buenos apuntando con nuestro ratón o nuestro mando, sino que lo que necesitamos es ser pacientes, trabajar en equipo y trazar la estrategia adecuada para alzarnos con la victoria en cada una de las situaciones que el juego nos propone.
A pesar de las ligeras variantes que puedan tener, en el modo de juego principal deberemos o proteger un punto, ya sea para que no se desactive una bomba o para que no se lleven a un rehén, o entrar en un edificio para acabar con la amenaza, encontrando y neutralizando el explosivo o liquidando a todo el equipo enemigo, por poner un par de casos. Antes de comenzar cada ronda, si nos toca el bloque de defensa, tendremos unos segundos para preparar todas las trampas y barreras que creamos conveniente para frenar el ataque del equipo enemigo, colocando inhibidores de señal, alambradas, barricadas, trampas y un largo etcétera de gadgets que nos permitirá ponérselo muy crudo al equipo que va a la ofensiva. Mientras tanto, el grupo que debe de infiltrarse en el edificio podrá usar unos pequeños robots espías radiocontrol para intentar localizar la localización del objetivo, además de inspeccionar el resto del edificio para buscar los puntos más vulnerables por los que acceder al mismo e intentar así trazar una estrategia antes de iniciar el asalto.
Una vez finalizado este tiempo, comenzará un periodo de 4 minutos donde los defensores deberán de estar muy atentos a todos los sonidos y ante los intentos de ataque del equipo rival, que usará todos los medios que estén en su mano y toda su tecnología para intentar llevar a cabo el asalto con éxito para asegurar el objetivo o para eliminar a todo el equipo enemigo. La comunicación, en ambos bandos, será esencial a la hora de vencer a nuestro rival. No proporcionar información de donde está el enemigo, de donde hemos muerto o de cualquier cosa que hayamos visto u oído puede ser crucial para perder o ganar un punto. Esto hace, sobre todo, que el juego gane muchos enteros tanto en inmersión como en satisfacción, cuando jugamos con amigos, definiendo juntos la estrategia y comunicándonos en todo momentos, pero que hace que no sea lo mismo cuando jugamos con desconocidos, dependiendo en buena parte del grupo que nos toque, con la posibilidad de encontrarnos algún trol o jugador tóxico, algo a lo que se exponen no este, sino todos los juegos enfocados en el multijugador, aunque es algo que frustra peculiarmente en este título en el que el trabajo en equipo toma un protagonismo tan importante.
A priori y con las primeras horas de juego, este modo principal es bastante divertido , pero el auténtico problema es que se acaba quedando corto en cuanto llevamos unas cuantas horas jugando. Los escenarios son escasos (solo 10) y se parecen demasiado entre sí y las múltiples variantes del juego no nos ofrecen toda la diversidad en las partidas que, a priori, podría parecer, dándonos la sensación cuando ya hemos explotado el título durante unas cuantas horas, que el juego peca un poco de monotonía, provocando que haya más fallos de concentración en los jugadores por la falta de acción que puede haber en algunos momentos, haciendo que en muchas ocasiones busquen el combate dando al traste con buena parte del resultado de alguno de los mapas.
Además, el resto del contenido del juego no es que ayude en demasía a compensar esto, ya que solo contaremos con una suerte de tutorial, que nos irá poniendo a prueba en diferentes situaciones y que es muy recomendable de superar para poder ganar unos cuantos puntos de Fama, que nos permitirán desbloquear las distintas clases de atacantes y defensores que están disponibles, cada uno con su propia especialización. El otro modo de juego es el llamado Caza del Terrorista, que nos aunará con otros cuatro aliados para, directamente, combatir con la IA enemiga, siendo, en definitiva, más de lo mismo, enclaustrando al juego en una alarmante falta de variedad y de contenido.
En cuanto al apartado de Matchmaking no está todo lo bien pulido que debería. Pese al largo tiempo en beta cerrada y el paso por la beta abierta, nos seguimos encontrando con ciertos problemas a la hora de encontrar partidas o incluso, vemos como hay bugs que nos impiden cobrar nuestra ansiada recompensa al final de cada partida, retrasando nuestro progreso a la hora de desbloquear diferentes clases o skins para las armas.
A nivel técnico, el juego cumple, no estamos ante el título más potente a nivel gráfico que nos hayamos encontrado a nivel de texturas o efectos, pero sí que destacan la destrucción casi completa de los distintos escenarios algo que, aun así, no justifica el que no se haya hecho énfasis en trabajar, un poco más, el título en el apartado gráfico, que no llega a rozar el buen nivel que se le presupone a un juego del año 2015 palideciendo, por poner un ejemplo cercano, ante un título como Battlefield: Hard Line, con escenarios mucho más grandes, muy destruibles y con un apartado notable a nivel gráfico.
